La experiencia destruye también el mito de que la concentración es aburrida. No lo es. Aunque le hayamos tomado miedo. Ha sido un clásico en la historia de la humanidad hasta que llegaron las tecnologías que abruman con tal cantidad de información que, en cierto modo, hace que nos acabemos despegando de ella. Mientras tanto siguen publicándose estudios sobre la incapacidad de mantener la atención en un asunto más de 15, 20 o 30 minutos, investigaciones sobre la plasticidad del cerebro y su adicción a saltar de una actividad a otra sin profundi
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