...¿Dónde está el problema? En la lección aprendida. En el arte del flirteo, todos los hombres adoptan patrones que previamente han observado en peliculitas de galanes trasnochados o en modelos de conducta todavía más torpes que ellos, y que han venido repitiendo constantemente desde la primera vez que han tratado de conquistar a una mujer. ¡Y lo cierto es que casi nunca funcionan! ¿Alguien se atreve a negar que lo más habitual es no comerse un rosco?...
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