Todo se torció el 2 de agosto de 2005. El matrimonio fue detenido tras una denuncia por presunta estafa. Pasaron tres meses en la cárcel de Fontcalent. Para salir tuvieron que abonar una fianza conjunta de 72.000 euros. Además, la juez les bloqueó las cuentas. El proceso judicial se ha eternizado y ha asfixiado económicamente a la pareja, que en 2008 perdió la patente al dejar de pagar las correspondientes tasas anuales.
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