España y quizás la Unión Soviética son los únicos países del mundo que han mantenido hasta ahora el olvido del pasado dictatorial como animal de compañía, mientras que en el resto, tanto en África, Europa o América, las sociedades han avanzado algo en reparación o en reconocimiento de la verdad respecto a dichos años de plomo. Aquí, en España, mientras tanto, ni fosas abiertas, ni memoria histórica real, ni reparación efectiva, ni verdad oficial.
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