Del Movistar quedaban a mitad de Tour seis cojos, tristes y desmotivados corredores que todas las noches, después de que Jesús Hoyos, el médico, les curara las heridas y cambiara sus vendajes, arrancaban una hoja del libro de ruta, suspiraban y decían, un día menos. Por las mañanas, Arrieta y Ledanois, los directores, intentaban insuflar vida en sus venas, darles motivos para sentirse plenos, felices: ciclistas corriendo el Tour, ¿se puede pedir algo más a la vida?
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