La madera flotante viaja miles de kilómetros desde Siberia hasta Islandia, pero el cambio climático puede acabar con la cinta transportadora oceánica. Al flotar en aguas abiertas, la madera se empapa y se hunde en aproximadamente 10 meses. Pero el Océano Ártico pasa por ciclos de congelación y descongelación, con la formación de hielo alrededor de la madera caída, lo que le permite flotar en el hielo sin absorber agua. La madera se libera cuando el hielo se derrite nuevamente y puede ser arrastrada a una orilla cercana como madera a la deriva.
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