Hay una cosa en esto de cómo Vox va ganando terreno que no consigo entender: la pasividad del personal. No es que parezca que viene el lobo, es que el lobo ya está aquí y continuamos actuando como si la cosa no fuera con nosotros, como si esta colección de enemigos de las libertades nos estuvieran gastando una broma. Pesada de narices, pero broma. Y no, no es ninguna broma la manera como están extendiendo sus tentáculos por toda la geografía del país con sus performances de odio y alcanfor, por mucho que tal distopía nos resulte difícil...
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