Los riesgos y la dedicación que están asumiendo miles de mineros son evidentes. Han llegado a esa línea que marca la entrada de la nada. Se juegan el trabajo, el salario, la permanencia o no del tejido social en los pueblos de las cuencas mineras, el futuro de sus hijos y un modo de vida heredado en buena parte de los casos de padres y abuelos. El Estado no les está buscando una alternativa. Es la mina o la nada.
|
etiquetas: mineros , protestas , recortes