En las dos últimas décadas Valencia se hizo a golpe de previsiones de retorno. Justificando gastos en infraestructuras y espectáculos muy costosos bajo el juramento de que traerían un aguacero de inversiones. Sin embargo, lo que han dejado es un suelo tan reseco que sus grietas deslizan al abismo. Es lo que tiene construir partes meteorológicos a partir de isobaras. (...) En medio de la purga y tras la desaceleración de la Valencia de las lentejuelas, ha tomado el protagonismo una dotación kilométrica habitualmente desdeñada: el antiguo cauce
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