Sigo intentándolo y sigo equivocándome, no hay día en el que no me vaya a la cama con la sensación de haber aprendido un poquito más, de ser un poco más persona, y con el desconsuelo de no haberlo hecho durante tantos años atrás, donde por desgracia pasamos los días jugando al juego de Ender, anotando puntos en unas listas que no sirvieron de nada.
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