Decía un personaje de la película Lugares comunes que el Ché se había quedado en un pin: Un souvenir que refleja nuestra simpatía por un determinado icono o por una idea de la que no sabemos demasiado y que tampoco nos compromete mucho. Hay quien podría decir que el fenómeno 15-M acabó siendo algo similar, pero hay numerosas pruebas que demuestran la falsedad de la afirmación. Y es que, con sus múltiples nombres y los que tengan que venir, el 15-M hace mucho tiempo que llegó para quedarse.
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