A las 4 de la mañana de la madrugada del jueves al viernes de la semana pasada (hora española), los que estábamos viviendo en directo algunas de las órdenes que los bancos centrales asiáticos estaban dando, se nos hizo un nudo en el estómago. Guardando las distancias y, sobretodo, el bien en curso, aquello se parecía muchísimo a las órdenes sin mesura que se lanzaron el mítico 17 de agosto de 2007. Pues bien, la semana pasada nadie quería dólares.
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