A veces, la enfermedad se hace arte. No es que Edvard Munch fuera esquizofrénico, padeciera un síndrome ansioso-depresivo, fobia social, agorafobia o neurosis, quizá se tratase únicamente de un muchacho que vio morir a su madre y a su hermana Sophie de tuberculosis, a su hermana Laura sucumbir en un centro para enfermos mentales o a numerosos amigos quedar en el camino.
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