Cuando ha pedido un carajillo de Anís del Mono y unos chocos y le han dicho que no tenían, ha montado en cólera y ha pedido el libro de reclamaciones. Afortunadamente, los colegas a los que esperaba Emilio no han tardado en llegar y, como uno de ellos llevaba una baraja de cartas de emergencia debajo de la boina, la situación ha vuelto a la calma.
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