Aunque no se conoce bien el mecanismo, parece que hay dos tipos de personas: las que recuerdan con frecuencia sus sueños y las que apenas los recuerdan. Para añadir más interés al asunto, un estudio acaba de confirmar que el cerebro de unos y otros funciona de manera diferente, y que en estas sutiles diferencias podría estar la clave entre recordar y no recordar lo soñado.
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