Hace ocho años, un gigantesco rorcual común apareció muerto en Majanicho, un pequeño asentamiento de pescadores de Fuerteventura. Hasta entonces todos los cetáceos varados eran trasladados al vertedero, pero en esa ocasión el Cabildo de Fuerteventura aceptó la propuesta de los especialistas de convertirlo en una descomunal escultura. Enterrado para facilitar la limpieza natural de sus huesos, durante dos años los insectos hicieron la mayor parte del trabajo. Posteriormente su formidable osamenta ha quedado expuesta al aire libre.
|
etiquetas: escultura , ballena , playa , fuerteventura