Los Superordenadores tienen un grave problema: el consumo de energía. Esto amenaza su funcionamiento y su evolución, ya que pueden llegar a consumir el equivalente a una ciudad pequeña. En España, en el CNS de Barcelona, tienen un proyecto revolucionario: la esperanza de resolver este problema utilizando la arquitectura de los chips de baja potencia que alimenta muchos de los teléfonos inteligentes del mundo y las tabletas.