Por lo menos alguno de aquellos cincuenta tipos sudorosos, encerrados por treinta mujeres furiosas en el Centro Social Okupado Aturuxos das Marías, debió de sentirse desconcertado cuando les acusaron a todos de agresores sexuales. Hubo golpes, gritos, escupitajos e insultos a los reos, pero aquello solo eran detalles sin importancia. La historia en sí era tan escandalosa que, a pesar de que los okupas odian los medios de comunicación y pocos se hicieron eco de la noticia, llegó hasta las redes sociales.
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