Trabajar a más de 40 grados es una tortura que muchos trabajadores están sufriendo estos días en los que la peor ola de calor en décadas azota a España. Problemas de salud y menos productividad están asociados a esta incidencia climatológica que no afecta a todos los empleados. Un grupo de trabajadores afortunados no padecen este problema ya que su puesto de trabajo está dentro de cámaras frigoríficas que les aíslan del calor extremo que padecemos estos días de junio a las puertas aún del verano.
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