Para tener éxito, mucha gente cree, uno tiene que tener pasión. La pasión convierte los retos en algo a disfrutar. Proporciona el aguante necesario para destacar. Sin embargo, existen contraejemplos. Podrías pensar que los estudiantes de éxito deberían ser apasionados del colegio, y que está pasión por el colegio sería la responsable, al menos parcialmente, de por qué algunos estudiantes tienen éxito y otros no. Pero esto no es siempre cierto.
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