"Nunca me imaginé estar tan emocionado por la muerte de alguien. Ha tardado mucho en producirse", dijo el bombero Michael Carroll, de 27 años, cuyo padre, también bombero, murió en los atentados del 11 de septiembre, en Nueva York. "Finalmente ha llegado (...) Me siento bien". "Teníamos que estar aquí para celebrarlo con todo el mundo. Estoy muy feliz con el resultado de las noticias de hoy", dijo Stephen Kelley, un veterano de la guerra del Golfo y ex marine de Estados Unidos.
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