Se ha encontrado, como el que se encuentra un billete de cinco euros o un bonobus tirado en el suelo, una fábrica bajo las calles de Moscú. Las imágenes televisivas de la salida de los obreros de la fábrica no se parece en nada a la que inmortalizaron los hermanos Lumière, hacia finales del siglo XIX. Hoy, aquellos, se nos aparecen con un toque de elegancia, con sus tocados y su cabeza alta. Los obreros moscovitas, aun cuando inmigrantes asiáticos en su gran mayoría, son zombis en un túnel con vías, que bien podrían ser las del metro.
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