Seamos sinceros, todo el asunto de los comités de selección, visitas, inspecciones, ciudades y demás zarandajas suena a cuento chino, a sobornos (Tan feos como los que le costaron el cargo a Samaranch), a una cosa en la que Alberto de Mónaco tiene voto y en la que Iñaki Urdangarin tuvo alguna responsabilidad (Lo que ya de por si es para echarse a temblar), y a una fiesta cuyo pastel se reparten entre cuatro corporaciones (Nike, Adidas et altri y un largo etcétera de prestadores de servicios especializados).
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