Lo que frecuentemente sella el destino de los movimientos independentistas es la respuesta de terceros países. Y es casi inimaginable que cualquier país europeo vea alguna ventaja política en facilitar la independencia de Cataluña, lo que asilaría a un miembro clave de la UE y estimularía una gran cantidad de movimientos nacionalistas en toda la UE y en los estados vecinos. Pero Cataluña no es una nación oprimida, y España no es un estado fracasado. Invocar la larga dictadura del generalísimo Francisco Franco es un débil intento de disfrazar…
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