La autobiografía que voy a comentar no es la de un personaje famoso, ni la de un aspirante a premio literario, sino la de un militante obrero, que nunca vivió ni luchó para contarlo. Ya en Madrid inicia la lucha obrera en muchas empresas sin ahorro de despidos y de palizas de la guardia civil y de la Social. Es posible que, junto a Tranquilino Sánchez, sea Maroto uno de los militantes más bestialmente tratado en los cuarteles y en la DGS. Seguramente porque a los torturadores les molestaba que les dijera la verdad a la cara.
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