Iñaki Pérez fue increpado en plena calle por jóvenes desconocidos de ultraderecha que lo empujaron y le dijeron que tenían «un pincho» y lo iban a utilizar. También le gritaron: «¡Arriba España!», «¡Viva Hitler!», «¡Odio a los rojos!» y «¡No nos gusta la gente de izquierdas!». El increpado intentó rebajar la tensión y trató de hablar con ellos pero, finalmente, tuvo que mediar un grupo de festeros de un cuartelillo próximo. Gracias a su intervención los ánimos se apaciguaron y los ultras se marcharon sin que se produjera ninguna agresión.