España, que en tantas cosas ha evolucionado, que tanto se ha modernizado, sigue teniendo un gravísimo e inaceptable defecto: carece de sensibilidad hacia el sufrimiento animal. Las leyes son lo suficientemente pobres y lo suficientemente ambiguas e interpretables como para que cada cual pueda aplicarlas a su antojo. Señores del Gobierno, dejen de hacer política y empiecen a hacer justicia! ¡Sean ustedes más humanos para los que no lo son por su naturaleza!
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