La Ilustración colocó a la razón en el centro de todo, desplazó a Dios como explicación última e instauró una visión mecanicista de la naturaleza que quedó liberada de la visión mágica con la que había sido contemplada hasta entonces. Sin embargo, aunque la Ilustración impregnó a todo el continente no lo hizo, ni de lejos, de manera homogénea. Los ilustrados españoles no dejaron de ser una minoría –burgueses, nobles y un puñado de clérigos-, eso sí, influyente y activa, y con una característica específica: su fuerte defensa del catolicismo.
|
etiquetas: ilustración , españa , modernidad