Cuando uno es profesor en el siglo XXI, dedicar parte de tu tiempo al deporte formativo es como respirar aire fresco. Porque uno puede apartarse de la “burbuja pedagógica” y entrar en contacto con la realidad del mundo. O, hablando claro, con la verdadera educación. Y es que la esencia del deporte es incompatible con esa pedagogía de moda que hace tiempo se ha impuesto en los colegios. En el mundo del deporte son imprescindibles ciertas palabras denostadas y malditas en la pedagogía posmoderna: disciplina, rutina, esfuerzo, repetición...
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