En tiempos de Franco el fútbol definía comportamientos, permitía expresar pasiones, afectos y desafectos, permitía expansiones y opiniones viscerales, no aceptadas en otros asuntos, permitía diálogos y controversias. Hoy día un español puede opinar sobre muchas cosas sin miedo a ir a la cárcel, puede, incluso, mostrarse indiferente o contrario a la competición futbolística sin ser tachado de antipatriota, de insociable o de aburrido
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