A pesar de que Hidalgo nunca se ha dedicado a la agricultura ni a la ganadería, su concejal de Urbanismo autorizó la obra; y el almacén agrícola creció hasta convertirse en una vivienda de 129 metros cuadrados con dos porches exteriores, sala de estar, comedor, cocina, dos dormitorios y un baño completo. Para que las gallinas y otras aves estuviesen más cómodas, Hidalgo también instaló electricidad, teléfono, una barbacoa y dos antenas parabólicas.
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