El Gobierno central ha retirado los lectores biométricos que se instalaron en el paso entre La Línea y Gibraltar en 2015 para poner en marcha la denominada frontera inteligente y los ha apilado en el exterior donde algunos ya están totalmente inservibles. Entonces costaron 1,4 millones y solo han estado en funcionamiento poco más de 5 años. La retirada de estos elementos se debe a los trabajos de reordenación de la Aduana, que cuentan con un presupuesto de 5,6 millones de los que 2,5 están destinados a nuevos sistemas de control de paso
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