La realidad es esta: los seis candidatos demócratas más importantes, aquellos que reunieron los requisitos para participar en el último debate de las primarias, son blancos. Cuatro de ellos, además, son millonarios. Y la mitad tiene más de 70 años. Estas características serían totalmente irrelevantes de no ser porque su partido se ha envuelto en la retórica de la inclusividad y empuña las banderas de las minorías, los jóvenes y las clases trabajadoras de Estados Unidos.
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