William R. Inge dijo que "la originalidad consiste en copiar sin que te cojan". Quizá sea por eso que, en la literatura, abundan las acusaciones de plagio. Premios Nobel, superventas y leyendas de las letras han vivido dicho escarnio. El último, el peruano Alfredo Bryce Echenique. Bryce se ha defendido de varias formas, a cual menos convincentes: acusando a los copiados de envidiosos, desacreditando al Indecopi e, incluso, echándole la culpa a su secretaria.
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