Érase una vez, no hace mucho tiempo, el mundo de las matemáticas se enamoró.... de una tiza. Pero no cualquier tiza! Se trataba de Hagoromo: una marca japonesa tan suave, tan perfecta que algunos se preguntaban si estaba hecha de lágrimas de ángeles. Por favor, dejen los lápices, mientras contamos la historia de un instrumento de escritura tan insustituible que los profesores hicieron acopio de él cuando se anunció el fin de su fabricación.
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