Todavía en estado de «shock», la joven habló ayer con Maribel Juárez, responsable provincial de Servicios. Durante la conversación, le transmitió su deseo de que se exponga públicamente que su padre «no era un maltratador». En ningún caso pretende justificar el asesinato, pero sí hacer hincapié en que su intolerable acción vino motivada por los problemas psicológicos que arrastraba desde hacía tiempo. De hecho, le comentó a Juárez que nunca llegó a agredirles físicamente. Tampoco les «levantaba la voz».
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