Hay eventos naturales tan brutales que, aunque pasen siglos, son recordados por las consecuencias directas y las indirectas que tuvieron, como el terremoto de Lisboa que se llevó más de 100.000 vidas y que supuso el nacimiento de la sismología moderna en 1755. Otros no dejaron rastro en nuestra civilización porque ésta misma aún ni existía, como ocurre con los dos tsunamis que originó el núcleo que ahora conocemos como Teide, uno de ellos de hasta 130 metros de altura
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Si me hubieras llamado facha, ya tendrías mas todavía.
Los fluidos tienen esas cosas