David, un canadiense de 23 años, se informó de que el seguro de automóvil le costaría unos 4.500 dólares (3.000 euros) al año, dada su juventud, un par de accidentes en su historial… y su sexo, masculino. Alarmado por el importe, David preguntó a la aseguradora cuánto le costaría el mismo seguro en caso de ser mujer y decidió que el cambio (legal) de sexo valía la pena, todo por ahorrarse un puñado de dólares en el seguro del coche.
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