La toledana calle Hombre de Palo, muy cercana a la Plaza del Ayuntamiento y pegada a la Catedral, en pleno centro de la capital, es el lugar en el que desde hace ocho meses pasa los días un hombre que resulta chocante a todo aquel que lo ve. Una persona bien vestida, con un aspecto cuidado, pelo canoso y gafas de pasta, pero que sin embargo está sentado en el escaparate de una farmacia con un cartel en el que hay escrito: "Necesito tu ayuda" y un libro en la mano.
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