Llegó a Tenerife en cayuco el pasado 29 de marzo, junto a otros 60 inmigrantes. Afirma que en su país es perseguido para ser utilizado en rituales de brujería. Según explica, se hacen auténticas barbaridades con ellos: los dedos son utilizados como amuletos y con su sangre se elabora el 'muti', una bebida que preparan los brujos locales con la creencia de que trae fortuna. Moszy es el segundo albino que llega a Canarias desde que comenzó la inmigración clandestina a las islas hace 15 años.
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