A lo largo de 2013, y por primera vez en más de diez años siendo afiliado del PSOE, he pensado seriamente que quizá debo irme. No es una decisión tomada porque sigue pesando más la idea de que "se vayan ellos". Que se vayan los que han convertido el partido en un cortijo al exclusivo servicio de sus intereses personales; que se vayan los que no son de izquierdas; que se vayan los que han trabajado durante tanto tiempo a favor del poder financiero y no a favor de los trabajadores; que se vayan los traidores y los mentirosos.
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