Fue secuestrado y violado antes de los cinco años. Sus abuelos, fanáticos religiosos, lo lavaban con lejía. Se prostituía a los 12 años, se drogaba a los 14 e ingresó en un centro psiquiátrico a los 16. La crítica le comparaba con Faulkner, Gus Van Sant compró los derechos de su primer libro y las fiestas se mataban por contar con su presencia. Hasta que descubrieron que no era quien decía ser.
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