La aventura-desventura del Estatut ejemplariza ese cínico dicho. Las incidencias del Congreso y posteriormente del más desprestigiado Tribunal Constitucional de Europa no han servido para otra cosa que para alimentar el victimismo nacionalista. Ahora sorprende que sorprenda la visceralidad del presidente José Montilla, que exige nada menos que una renegociación, ya que ésta no se adapta al proyecto estatutario. "Si la realidad no se adapta a la teoría, tanto peor para la realidad". Y en ésta estamos. Cayendo chuzos de punta, con casi 5 millones
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