Ni crisis ni historias. Años después de la recuperación económica, la situación de los jóvenes no ha variado: siguen sin poder salir de su casa familiar para emprender una vida adulta. De hecho, la tasa de emancipación juvenil ha vuelto a descender, aún más. Más del 81% de los jóvenes de entre 16 y 34 años vive con sus padres, la cifra más alta desde el 2002. Los datos son escandalosos. Según este informe, para comprarse un piso, un joven precisa destinar el 62,4% de su salario anual al pago de la mensualidad de la hipoteca.
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