La historia de la supresión de la variante ferroviaria de Camarillas, que se abre al tráfico el próximo 21 de marzo sin testigos políticos ni focos que los alumbren, es la historia de un gran fracaso de gestión política aderezado de una buena dosis de sumisión. Una historia escrita por políticos tan mediocres como mendaces, que ni supieron ni quisieron defender el interés general de la región de Murcia en materia ferroviaria cuando tocó lidiar con toros políticos de mayor enjundia como Zaplana, Gallardón o Bono.
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