El 24 de noviembre de 1944, las tropas soviéticas ocuparon Letonia, Lituania y Estonia. Fue en el curso de la operación ofensiva báltica la primera vez que en el campo de batalla se aplicó el antibiótico soviético recién obtenido – la Krustozina. Gracias a la Krustozina, la mortalidad por heridas e infecciones en el ejército disminuyó en un 80% y el número de amputaciones en un 20-30%. Dirigió la introducción de la medicina la microbióloga Zinaida Ermoleva, que los colegas extranjeros respetuosamente llamaron “Madame Penicilina”.