Puedo entender que ciertos sustantivos "tamizados" por el género femenino pueden resultar extraños, incluso malsonantes, pero de lo que no me cabe duda es que el lenguaje no es algo cerrado, que en definitiva levanta acta notarial de lo que ocurre en la sociedad. No podemos permitir que en el Diccionario de la RAE la palabra Capitana no ocupe el campo semántico de la "mujer dedicada a capitanear un barco", sino que se siga recogiendo como "mujer del Capitán".
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