La romana era una sociedad tremendamente costumbrista y extremadamente supersticiosa, de hecho es una característica muy mediterránea. La simbología por tanto será muy importante en el mundo romano, absolutamente en todo, las fasces, el falo, el águila, son un ejemplo pero existen un sinfín de elementos diferenciadores que permiten hacer un retrato de lo más cotidiano. En este caso no hablamos en sí de un símbolo como tal pero si un elemento que trasciende a una idea más general, la larva convivialis.
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