El Mediterráneo trae gotas frías y huracanes que arrasan ramblas densamente pobladas. Dos millones y medio de personas no escaparán de esta amenaza permanente mientras habiten las 50.000 casas y pueblos construidos en zonas de riadas. La escasez de agua potable y las enfermedades emergentes vienen tras la catástrofe. El problema de construir sin medida, empeorado por la especulación y la corrupción, es que no siempre se eligieron lugares adecuados. Y hay más.
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