El ser humano evoluciona, afortunadamente. Cuando se estrenó en 1967 la película «Sor Citroën» protagonizada, entre otros, por Gracita Morales, se vio como algo normal una escena que ahora nos provoca vergüenza. En ella, Gracita Morales, interpretando a Sor Citroën, una monja, habla con una mujer a la que su pareja maltrata. En vez de socorrerla le dice: «¿No será que le provocas?». Esta naturalidad con la que en la película se defiende que un hombre pueda pegar a su pareja, era algo que se veía normal. Las mujeres necesitaban el permiso del marido para abrir una cuenta en el banco, por ejemplo, ¿por qué no podían pegarles de vez en cuando también? Eran sus dueños. Esta forma de pensar, defendiendo un hecho machista porque "no es para tanto» continúa hasta hoy. «Es solo un pico, no es para tanto». «Es solo una paliza, algo habrá hecho». Es la misma lógica machista. Que algo esté aceptado o lo concibamos como algo leve no significa que esté bien. A pesar de la evolución de la sociedad española, hay gente que no entiende que un beso a una mujer sin su consentimiento (y aprovechándote de tu posición jerárquica), es un abuso y no puede defenderse. No es «un piquito», es la constación de la ideología machista que sigue habiendo y del sometimiento histórico del hombre hacia la mujer.